Hace 60 años, al norte de Nicaragua en un municipio donde el frío era característico del lugar en temporada de invierno, se encontraba una ganadería a 10 kilómetros del centro de Matagalpa, misma que se dedicaba a producir leche para elaboración de productos derivado de esta.
Bajo el clima cuya temperatura es de -29 grados celcius, Juan González, dueño de la ganadería se levantaba a las 5 de la mañana, donde los primeros rayos del sol se asomaban detrás de las montañas.
Sus botas de hule no podían faltar, antes de iniciar su primera actividad, la cual era ordenar a las primeras vacas que irían al área de ordeño. Juan González, sabía lo importante que era producir leche de calidad, pues esta se distribuía en la localidad y un 70% era para los centros de acopio, donde elaboraban diversos productos como: queso, crema o yogourt de exportación.
Al momento de ordeñar, González tenía en cuenta que dentro del área no estaba permitida la entrada de animales que no fuese el grupo que él iba a ordeñar. Para obtener un buen rendimiento, González desde fuera de la sala de ordeño, nos explica que es fundamental preservar la sanidad de los animales, que las vacas se encuentren sanas, para obtener calidad en el producto.
Antes que todo, él comparte su experiencia y afirma que no todas las vacas se pueden ordeñar, ya que se debe contar con un plan de cuáles están en estado de preñez (no se ordeñan), las que están listas para inseminación artificial, las vacas que contienen alguna enfermedad. Estas deben tener sistemas de identificación, por ejemplo: etiquetas en las orejas, microchips, etc.
De esta forma solo un pequeño grupo podrá ser ordeñado. Gonzáles antes de las 9 de la mañana se prepara eficientemente para ordeñar a su ganado, él productor con varios años de experiencia nos comentaba que la higiene del ordeño empieza por las personas que los realizan, pues los ordeñadores pueden llevar bacterias a través de las manos o de la ropa sucia cuando entran en contacto con la ubre.
Además, se debe mantener aislados a los animales enfermos y separar la leche procedente de los animales enfermos o en tratamiento.
Guantes e indumentaria especifica para el ordeño no deben faltar en un ordeñador. Luego, se dirige a llevar a su ganado al área, el las dirige de manera tranquila, al paso de las vacas, sin gritos y sin golpes.
La circulación de los animales debe ser fluida y al paso, sin obstáculos ni situación alguna que genere nerviosismo, además, la circulación de las ordeñadoras y el ambiente de la sala de ordeño debe ser agradable y tranquilo.
Antes de ordeñarlas, González ya se encuentra preparado para iniciar el ordeño. La rutina es: Predipping – Extracción de primeros chorros – Secado – Puesta de pezoneras.
En el Predipping, se hace el lavado de mamas antes del ordeño, una medida que según el ganadero González, que reduce la mamitis ambientales, además de reducir el recuento bacteriano.
En el despunte, se hace extracción de como mínimo 2-3 chorros de leche de cada cuarterón de forma suave pero firme con los siguientes propósitos: Localizar casos clínicos de mastitis y eliminar la leche inicial.
Secado de mamas, un paso importante en la higiene de preparación al ordeño, ya que disminuye la carga bacteriana de la piel de la mama. Con mamas mojadas aumentamos los deslizamientos de las tetoneras y el aporte de bacterias a la leche del tanque.
Colocación: El objetivo es hacer coincidir la colocación de la ordeñadora con la bajada de la leche.
El productor Juan González, repite dos veces el proceso, por lo que ordeña en la mañana y por la tarde, a partir de las 3 p.m. La cantidad de litros por día son de 80 litros.